CONSTRUYENDO LAZOS

Texto: Selene Pisabarro / Bagdad (Irak)

Fotos: Sdo. Iván Martínez

En 2018, el Gobierno de Irak realizó una petición a la OTAN para recibir exclusivamente asesoramiento a nivel ministerial en el ámbito de la seguridad nacional. Las autoridades buscaban construir una estructura en sus fuerzas de seguridad más sostenible, transparente, inclusiva y efectiva con la ayuda de otros países que cuentan con más experiencia en esta materia y que, además, forman parte de una organización internacional tan relevante como la Alianza Atlántica.
Así, se constituyó la Misión de la OTAN en Irak (NMI, por sus siglas en inglés), completamente independiente de la operación Inherent Resolve, de la coalición internacional —en la que también participa España—, y que se abordará en el próximo número del periódico Tierra. Aunque persiguen objetivos diferentes, ambas cuentan con un oficial de enlace —ahora, español— para la actualización e intercambio de información.

La misión de la OTAN

La NMI está conformada por 26 países —25 de la OTAN y uno asociado, que es Australia—, que participan con personal tanto militar como civil. Persigue un Plan Conjunto de Acción, que engloba 32 objetivos a largo plazo, como puede ser la implementación y desarrollo de la Estrategia Militar en este país.
Esto supone una colaboración muy estrecha a nivel multinacional, que ha ido reforzándose con el paso del tiempo.
El Cuartel General, ubicado en la base «Union III», está en Bagdad. Concretamente, en una zona acotada denominada Green Zone —controlada por las Fuerzas de Seguridad iraquíes—, donde se encuentran las instituciones esenciales para el funcionamiento del propio Estado y las misiones diplomáticas de diversos países.
Aunque el trabajo a diario en la base es bastante intenso, la convivencia «es fácil. La verdad es que hay muy buen ambiente entre nosotros», reconoce el Oficial de Información y Asuntos Públicos de NMI, teniente coronel Manero.

El trabajo español

Si hay que destacar un hito muy importante para nuestro país es que, por primera vez, un militar español manda esta misión. En mayo de 2023, el teniente general del Ejército de Tierra José Antonio Agüero asumió el cargo, con una duración de un año, como comandante jefe de NMI y del contingente español en Irak.
En cuanto a la contribución de personal para la NMI, se sitúa en 180 militares, aproximadamente, con cuatro tipos de cometidos.
En primer lugar, España contribuye con personal ocupando puestos en el Cuartel General de la NMI.
En segundo lugar están los conocidos como advisors o asesores, que se encargan de interactuar con sus interlocutores de las instituciones iraquíes, como los Ministerios de Defensa o Interior —pero no con la población a nivel general—. Entre otras tareas, trabajan con las escuelas militares especializadas —lo hacen en 11 de las 16 existentes— que haya determinado el Ministerio de Defensa iraquí, con el fin de capacitarlas a la hora de emplear los mismos procedimientos que la OTAN.

«En mi caso, la persona con la que me suelo reunir es un general de brigada iraquí. Por ejemplo, en la Armed School tienen sus programas anuales y, junto a él, me encargo de mejorarlos y darle cierto asesoramiento para su desarrollo. Otras veces tengo que hablar con su director o con los profesores de la escuela para brindarles consejos y así perfeccionar la instrucción que posteriormente dan», relata el capitán Darío, que se encuadra en la Training Development Division de NMI.

Esta ayuda puede variar a lo largo del tiempo. En 2023, el Gobierno iraquí pidió que se aumentara el apoyo al Ministerio del Interior, por lo que la OTAN renovó el acuerdo para trabajar también con la Policía Federal. Su intención es dotarla de una nueva estructura, más moderna y adaptada a los tiempos, lo que podría equivaler a la Guardia Civil española.
En tercer lugar, se encuentra el Grupo Multinacional de la Fuerza de Protección (FP – Force Protection), que proporciona seguridad a todo el personal de NMI, independientemente de su nacionalidad. Tiene nivel subgrupo táctico y, actualmente, está formado por dos compañías: una española —integrada por personal del Regimiento «Canarias» n.º 50— y otra compuesta por tres secciones holandesas y una polaca. Su labor se centra en los denominados call signs: fundamentalmente, aquellos traslados fuera de «Union III» que deben realizar los asesores hasta los lugares o escuelas donde se celebre la actividad. Para estos cometidos, la FP prepara un convoy que garantiza su integridad física. «Esos movimientos no se pueden efectuar de cualquier manera. Se hacen en vehículos blindados, con las medidas de seguridad necesarias y con el personal instruido para garantizarlas», explica el jefe del Grupo Multinacional de la FP, comandante Fontela.

También llevan a cabo este tipo de trabajo si se produce alguna visita externa, como ya ocurrió en febrero, cuando la ministra de Defensa española viajó a Bagdad para conocer la misión. Aunque es independiente a la FP, también hay componentes del Batallón de Policía Militar I que integran el Close Protection Team, para garantizar la seguridad del comandante jefe de NMI.

Por último, en cuarto lugar, aunque no menos importante, se encuentra el personal que forma el NSE (National Support Element), imprescindible para que el día a día de los españoles discurra con normalidad en zona de operaciones.
Gestiona desde la llegada a la base hasta los servicios, como el alojamiento, la alimentación… Esta estructura se fija en todas las misiones en las que participan las FAS, puesto que equivale a una célula de apoyo nacional que proporciona apoyo logístico a todo el personal desplegado.

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