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Entrevista al… teniente general Agüero

Jefe del NMI y del contingente español en Irak. «Lo que suceda en Irak influye en la región, que es crítica para nuestro bienestar»

El teniente general del Ejército de Tierra José Antonio Agüero asumió el mando de NMI el 24 de mayo de 2023. Durante un año tiene el cometido de liderar esta misión y, al mismo tiempo, ser el comandante jefe de todo el contingente español, tanto el que pertenece a esta misión como el de la operación Inherent Resolve. Una oportunidad que describe como «un reto y una lección de humildad», al mismo tiempo que reconoce el duro trabajo que están desempeñando todos los componentes, algo que califica como un éxito. Una vez que finalice, le relevará en el cargo Países Bajos, pero no repercutirá en la participación española, que continuará con las mismas directrices.

General, ¿en qué punto se encuentra la misión?

Creo que en expansión, porque cada vez estamos asesorando a más instituciones. También nos estamos extendiendo, porque, anteriormente, solo se asesoraba en la zona de Bagdad y en sus inmediaciones, pero cada vez vamos saliendo un poco más lejos de la ciudad.

¿Con qué instituciones trabajan?

Normalmente, con el Ministerio de Defensa. Hacemos asesoramiento, pero no instrucción. Cuando hablamos de lo primero, nos referimos a altas estructuras dentro del Estado, cuando es lo segundo es con unidades de combate. Por ejemplo, me entrevisto cada semana con el Jefe de Estado Mayor de la Defensa o con el Secretario General —similar al Secretario de Defensa—. También trabajamos con instituciones tipo CESEDEN, la Escuela de Guerra y Liderazgo del ET, las Academias Generales… Y desde agosto, con el Ministerio del Interior, centrándonos en la Policía Federal. Durante la guerra contra el Dáesh estuvo muy involucrada combatiendo a la insurgencia como una unidad de infantería, pero ahora todo se ha convertido en un problema de terrorismo.

Desde la otra perspectiva, ¿qué supone para Irak la presencia de militares extranjeros?

La operación Inherent Resolve está muy centrada en apoyar a Irak para derrotar al Dáesh e impedir que se reconstituya de nuevo. También está ayudando a desarrollar ciertas capacidades, como el servicio contraterrorista, que no está dentro del Ministerio de Defensa ni del Interior, sino que depende directamente del Primer Ministro. Es una unidad de élite para luchar contra el Dáesh. Además, trabajan con el Ministerio de Peshmerga, ya que en la región autónoma del Kurdistán tienen sus propias Fuerzas Armadas.
Y luego está la misión de la OTAN, que es completamente diferente, porque nos orientamos más a la reforma del sector de seguridad, como las grandes organizaciones y los problemas de Defensa. Por eso trabajamos a nivel ministerial o de centros de educación.

Aunque son operaciones diferenciadas, ¿existe alguna conexión entre ambas?

Sí. Creo que una de las cosas buenas que se hacen aquí, en Irak, es que hay una buena cooperación entre todas las organizaciones internacionales que operamos, porque nos complementamos. Por ejemplo, nosotros vivimos en las bases de la coalición de Inherent Resolve y contamos con una serie de capacitadores. Por ejemplo, con los helicópteros para una evacuación aérea.

Porque el trabajo conjunto es fundamental…

Hoy por hoy, la defensa de cualquier país por sí sola es bastante difícil. Por eso conviene pertenecer a una estructura de seguridad y nosotros tenemos la ventaja de estar en la OTAN. Uno de los objetivos que tiene esta misión no es que estemos aquí para siempre, sino que hacemos que se continúe a través de un partenariado. Es decir, que los iraquíes entren en un programa que existe dentro de la OTAN, de tal manera que, el mismo apoyo que estamos dando ahora, se proporcione, ya sea participando en ejercicios o cursos OTAN.

¿Cómo explica la necesidad de este trabajo?

Irak no es solo Irak. Es Oriente Medio. Es lógico pensar que vivimos en una burbuja y nada nos afecta, pero no es así, porque es una sociedad totalmente globalizada y cualquier cosa que pasa en una esquina del mundo le va a afectar a la otra, sobre todo a Europa. Lo que suceda en Irak influye en la región, que es crítica para nuestro propio bienestar. El futuro de este país importa y no solo ahora que han tenido una amenaza de un grupo terrorista.

Lleva 11 meses como jefe de la misión, ¿qué valoración hace?

Cuando llegué me encontré una misión que estaba bastante consolidada, porque mis antecesores hicieron una labor extraordinaria. Es una misión muy bien aceptada y querida por los iraquíes. Estamos aquí porque ha habido una invitación de su Gobierno para que la OTAN, como una organización de seguridad —la más prestigiosa del mundo—, les apoye a ellos en lo que es la reforma y la reconstitución de su propio sector de Seguridad.
También se ha empezado a asesorar en más temas. Tenemos una lista de objetivos a largo plazo, porque los iraquíes lo han ido requiriendo. Por ejemplo, dentro de los últimos que se han aprobado, están la disponibilidad de las Fuerzas Armadas para hacer frente a cualquier amenaza inmediata, la gestión de crisis, la interoperabilidad con la OTAN… Y, además, estamos empezando a trabajar fuera de Bagdad cada vez más; nos estamos alejando un poco más del centro.

CONSTRUYENDO LAZOS

Texto: Selene Pisabarro / Bagdad (Irak)

Fotos: Sdo. Iván Martínez

En 2018, el Gobierno de Irak realizó una petición a la OTAN para recibir exclusivamente asesoramiento a nivel ministerial en el ámbito de la seguridad nacional. Las autoridades buscaban construir una estructura en sus fuerzas de seguridad más sostenible, transparente, inclusiva y efectiva con la ayuda de otros países que cuentan con más experiencia en esta materia y que, además, forman parte de una organización internacional tan relevante como la Alianza Atlántica.
Así, se constituyó la Misión de la OTAN en Irak (NMI, por sus siglas en inglés), completamente independiente de la operación Inherent Resolve, de la coalición internacional —en la que también participa España—, y que se abordará en el próximo número del periódico Tierra. Aunque persiguen objetivos diferentes, ambas cuentan con un oficial de enlace —ahora, español— para la actualización e intercambio de información.

La misión de la OTAN

La NMI está conformada por 26 países —25 de la OTAN y uno asociado, que es Australia—, que participan con personal tanto militar como civil. Persigue un Plan Conjunto de Acción, que engloba 32 objetivos a largo plazo, como puede ser la implementación y desarrollo de la Estrategia Militar en este país.
Esto supone una colaboración muy estrecha a nivel multinacional, que ha ido reforzándose con el paso del tiempo.
El Cuartel General, ubicado en la base «Union III», está en Bagdad. Concretamente, en una zona acotada denominada Green Zone —controlada por las Fuerzas de Seguridad iraquíes—, donde se encuentran las instituciones esenciales para el funcionamiento del propio Estado y las misiones diplomáticas de diversos países.
Aunque el trabajo a diario en la base es bastante intenso, la convivencia «es fácil. La verdad es que hay muy buen ambiente entre nosotros», reconoce el Oficial de Información y Asuntos Públicos de NMI, teniente coronel Manero.

El trabajo español

Si hay que destacar un hito muy importante para nuestro país es que, por primera vez, un militar español manda esta misión. En mayo de 2023, el teniente general del Ejército de Tierra José Antonio Agüero asumió el cargo, con una duración de un año, como comandante jefe de NMI y del contingente español en Irak.
En cuanto a la contribución de personal para la NMI, se sitúa en 180 militares, aproximadamente, con cuatro tipos de cometidos.
En primer lugar, España contribuye con personal ocupando puestos en el Cuartel General de la NMI.
En segundo lugar están los conocidos como advisors o asesores, que se encargan de interactuar con sus interlocutores de las instituciones iraquíes, como los Ministerios de Defensa o Interior —pero no con la población a nivel general—. Entre otras tareas, trabajan con las escuelas militares especializadas —lo hacen en 11 de las 16 existentes— que haya determinado el Ministerio de Defensa iraquí, con el fin de capacitarlas a la hora de emplear los mismos procedimientos que la OTAN.

«En mi caso, la persona con la que me suelo reunir es un general de brigada iraquí. Por ejemplo, en la Armed School tienen sus programas anuales y, junto a él, me encargo de mejorarlos y darle cierto asesoramiento para su desarrollo. Otras veces tengo que hablar con su director o con los profesores de la escuela para brindarles consejos y así perfeccionar la instrucción que posteriormente dan», relata el capitán Darío, que se encuadra en la Training Development Division de NMI.

Esta ayuda puede variar a lo largo del tiempo. En 2023, el Gobierno iraquí pidió que se aumentara el apoyo al Ministerio del Interior, por lo que la OTAN renovó el acuerdo para trabajar también con la Policía Federal. Su intención es dotarla de una nueva estructura, más moderna y adaptada a los tiempos, lo que podría equivaler a la Guardia Civil española.
En tercer lugar, se encuentra el Grupo Multinacional de la Fuerza de Protección (FP – Force Protection), que proporciona seguridad a todo el personal de NMI, independientemente de su nacionalidad. Tiene nivel subgrupo táctico y, actualmente, está formado por dos compañías: una española —integrada por personal del Regimiento «Canarias» n.º 50— y otra compuesta por tres secciones holandesas y una polaca. Su labor se centra en los denominados call signs: fundamentalmente, aquellos traslados fuera de «Union III» que deben realizar los asesores hasta los lugares o escuelas donde se celebre la actividad. Para estos cometidos, la FP prepara un convoy que garantiza su integridad física. «Esos movimientos no se pueden efectuar de cualquier manera. Se hacen en vehículos blindados, con las medidas de seguridad necesarias y con el personal instruido para garantizarlas», explica el jefe del Grupo Multinacional de la FP, comandante Fontela.

También llevan a cabo este tipo de trabajo si se produce alguna visita externa, como ya ocurrió en febrero, cuando la ministra de Defensa española viajó a Bagdad para conocer la misión. Aunque es independiente a la FP, también hay componentes del Batallón de Policía Militar I que integran el Close Protection Team, para garantizar la seguridad del comandante jefe de NMI.

Por último, en cuarto lugar, aunque no menos importante, se encuentra el personal que forma el NSE (National Support Element), imprescindible para que el día a día de los españoles discurra con normalidad en zona de operaciones.
Gestiona desde la llegada a la base hasta los servicios, como el alojamiento, la alimentación… Esta estructura se fija en todas las misiones en las que participan las FAS, puesto que equivale a una célula de apoyo nacional que proporciona apoyo logístico a todo el personal desplegado.