Echamos de menos la vocación de los militares en otros ámbitos públicos
Texto: Felipe Pulido / Madrid
Fotos: Stte. José Hontiyuelo (DECET)
Sonsoles Ónega (Madrid, 1977) es una reconocida periodista que cuenta con la publicación de varias novelas. En esta ocasión, ha cambiado el plató de su programa habitual Ya es mediodía, en Telecinco, por el Salón Goya del Palacio de Buenavista, sede del Cuartel General del Ejército.
En este insigne lugar se reúne con tres mujeres militares y trata de acercarse a la historia de cada una de ellas mediante una entrevista que el Ejército emitió el 8 de marzo, con motivo del Día Internacional de la Mujer. La periodista relata para Tierra algunas de las impresiones del encuentro.
Ha tenido la oportunidad de entrevistar a tres mujeres militares de diferentes empleos (capitán, sargento 1º y soldado), ¿cuál es su impresión, tras conversar con ellas?
Fue una experiencia maravillosa porque descubrí a tres mujeres que llegaron al Ejército por caminos muy distintos, pero las tres comparten la misma pasión y entrega. Mujeres con vocación de servicio. ¡Echamos de menos tantas veces esa vocación en lo público!
Como profesional de la comunicación, ¿qué es lo que más valora de la labor que desempeña el Ejército español?
No tengo que hacer un gran ejercicio de memoria para valorar el papel del Ejército durante esta pandemia o durante las catástrofes naturales. Llegan donde parece imposible llegar. Los ciudadanos lo han visto y creo que, más que nunca, saben que un Ejército profesional es imprescindible no solo para la defensa de un país o para las misiones internacionales sino, también, para la vida cotidiana de la gente.
Si tuviera que resumir con un titular la labor realizada por las Fuerzas Armadas en su lucha contra la COVID-19, ¿cuál sería?
“Las Fuerzas Armadas nos rescataron del infierno”. Estoy segura de que muchos de nuestros mayores sintieron eso cuando los vieron llegar a las residencias o desinfectar hasta las aceras.
Desde 2018 dirige el programa Ya es mediodía, en Telecinco, ¿qué implica presentar un programa como este?
Es una responsabilidad diaria. La televisión sigue siendo un medio poderoso, que llega a millones de personas, y debemos ser muy rigurosos con los mensajes que trasladamos, con las opiniones y los testimonios.
Lleva más de 20 años en la profesión…
Mi trayectoria fue muy lineal durante los primeros 18 años; trabajé siempre en la televisión y en la calle, como reportera de tribunales y corresponsal parlamentaria. Sin embargo, en 2018 dio un giro con la oportunidad de presentar Ya es mediodía, y ¡ahí sigo! Cada día es un reto.
Como corresponsal parlamentaria vivió una etapa apasionante…
Quizá hayan sido los años más enriquecedores desde el punto de vista periodístico, porque estar en el Congreso implica cierta especialización en todos los partidos. Es el epicentro de la política, escuchas los argumentos y las opiniones de todos y descubres que nadie atesora la verdad absoluta.
¿Con qué momento se quedaría o cuál ha sido la noticia que más le ha gustado dar?
¡Aún no la he contado! La investidura de una mujer como presidenta del Gobierno. Pero todo se andará. Dicho eso, y pese a la dureza extrema, informar de la pandemia durante los casi 100 días de confinamiento ha sido un reto extraordinario para mí y para todo mi equipo. Hemos sufrido juntos, hemos vivido el miedo al contagio y hemos intentado ser lo más honestos posible.
Una familia de periodistas: su padre, su hermana…
Sí. No tiene mucho mérito ser periodista. Lo hemos “mamado” en casa. Compartimos la pasión por un oficio que, pese a que es duro y muy esclavo, es apasionante.
¿Cómo considera que está el periodismo actualmente?
Creo que no vive su mejor momento por mil motivos, pero sobre todo por uno: las prisas lo devoran. Sacrificamos muchos principios básicos por contar la noticia antes que nadie, por ser los primeros… y, a veces, nos equivocamos. Dicho eso, más que nunca el periodismo es imprescindible en una sociedad invadida de informaciones no siempre contrastadas y de noticias falsas que contaminan el criterio del ciudadano.
¿Hacia dónde avanza la profesión periodística?
Debe avanzar hacia sus esencias. Y, ¡ojo!, eso no significa vivir de espaldas a los nuevos formatos o a las nuevas autopistas por las que discurre la información. Lo más importante es que el ciudadano sepa y valore que la información no puede ser gratis. Detrás de una noticia no solo hay un periodista, ¡hay todo un equipo!, que tiene la costumbre de comer tres veces al día. Lo conseguiremos. Es mi deseo.
Ha dirigido o participado como invitada en otro tipo de programas como La casa fuerte. ¿Con qué formato televisivo se siente más cómoda?
Donde más cómoda me siento es en los programas que combinan la actualidad con el entretenimiento. Y Ya es mediodía lo hace. Aun así, la experiencia de La casa fuerte fue bárbara. Aprendí muchísimo de la maquinaria que hay detrás de un formato como ese.
Como escritora ha publicado Después del amor, Mil besos prohibidos… ¿Qué es lo que más le inspira para escribir?
La historia. Me tiene que imantar. Me tiene que apasionar. E incluso diría: yo tengo que querer vivirla. No puedo escribir si no estoy enamorada de la historia y de sus personajes.
¿Qué retos tiene aún pendientes Sonsoles Ónega?
¡Con tener salud, ya me vale! Hemos vivido tiempos tan difíciles que valoro por encima de todo que los míos tengan salud. A partir de ahí, el reto profesional diario es cuidar de Ya es mediodía y seguir escribiendo.
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