La Guardia Civil es la punta de lanza en la lucha contra el cibercrimen
LA GUARDIA CIVIL (GC) ESTÁ RECIBIENDO MÚLTIPLES RECONOCIMIENTOS durante este año por su 175º aniversario, entre ellos, el de los Premios Ejército 2019. Los guardias trabajan codo con codo con los civiles, siempre en pro de la seguridad interior. En el segundo grupo se encuentra Enrique Ávila (Madrid, 1965), que ha sido jefe del área de Seguridad de la Información durante cuatro años y ahora está al frente del Centro de Análisis y Prospectiva (CAP). Es consciente de las amenazas a las que se expone la sociedad en este ámbito, pero también de los riesgos de la famosa ciberdelincuencia, motivo por el que, además, dirige el Centro Nacional de Excelencia en Ciberseguridad.
¿Qué es el CAP? ¿Cuáles son sus funciones?
El CAP se encuadra dentro del Gabinete Técnico de la GC y tiene como objetivo fundamental la gestión de información de fuentes abiertas en asuntos relacionados con la seguridad interior, así como la elaboración de informes relacionados con la misma, a petición de las distintas unidades. En su parte prospectiva, intenta colaborar en la generación de un conjunto de visiones de futuro que permitan a la GC estar prevenida; además de adquirir las capacidades necesarias para seguir cumpliendo su mandato, con el máximo de efectividad, en la protección de los derechos de la ciudadanía.
¿Su actividad se emplea en misiones en el exterior?
A veces, las unidades que se desplazan a algún teatro de operaciones en el exterior (en el marco de operaciones de paz), o bien nuestro personal destinado en embajadas, solicita informes sobre una determinada zona o sector para que les ayuden en el proceso de toma de decisiones en la misión. Con esa ayuda previa de nuestros propios medios y la colaboración de personas con experiencia en el terreno, procuramos generar este tipo de informes, algunos de los cuales han sido muy bien recibidos por las unidades.
En ese contexto, ¿cómo cooperan la GC y el Ejército de Tierra (ET)?
La GC aporta sus capacidades operativas en materia de Policía Judicial, mientras que el ET las operacionales. Ambas configuran una magnífica simbiosis en las operaciones en el exterior.
¿A qué retos estratégicos cree que se enfrenta la GC?
Son múltiples y reproducen en gran medida a los que se enfrenta cualquier organización en entornos como el que nos ha tocado vivir. A grandes rasgos, me decantaría por señalar, como primer reto, el demográfico. Somos menos para intentar controlar el mismo territorio. Un territorio que, además, se va despoblando poco a poco y que, cada vez de forma más acusada, plantea necesidades diferentes en cuanto a los recursos y capacidades de quienes tienen que proveer de seguridad al mismo. Además, el 51% de la población de nuestro país son mujeres, por lo que bajo mi punto de vista, se han de incorporar a la GC en un mayor número. Debemos realizar políticas activas de reclutamiento y ofrecer condiciones adecuadas.Por poner un ejemplo: Nuestro despliegue es fundamentalmente en el mundo rural, pero ¿hemos pensado en los problemas que afectan al mismo, como la conciliación, la provisión de servicios básicos a nuestros agentes (como servicios de guardería o de atención médica primaria)? Tenemos que trabajar en mejorar las “ciudades inteligentes”, como un modelo sostenible de futuro para unas ciudades cada vez más inhabitables. Este mismo concepto puede ser trasladado a las zonas rurales, una vez que se disponga de la infraestructura básica y las telecomunicaciones necesarias para hacerlo viable.

¿Cómo sería?
En este momento llega el 5G, una tecnología que hará factible el despliegue de esa infraestructura de comunicaciones que nos permita proveer de servicios públicos a la ciudadanía que vive en el campo. Tal y como se ha avanzado, podría apoyarse de una distribución coherente de cuarteles de Defensa e Interior que conformase los nodos de provisión de este servicio tan importante. Los servicios de seguridad interior son, junto con los sanitarios y de educación, los tres más necesarios para que podamos asegurar que el mundo rural no desaparecerá.
Hoy en día es muy necesaria la Cultura de Seguridad y Defensa.
Sin discusión. Tenemos que “reconquistar” a amplias capas de la población que dan por supuesto que muchas de las libertades de las que gozan y la estabilidad con la que desarrollan su vida se encuentran ya “dadas”. No. Es el trabajo de todos: de la sociedad civil, de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de nuestros militares. Esto permite que disfrutemos de una sociedad que, aunque siempre mejorable, constituye una pequeña isla de paz y seguridad en un entorno geopolítico en el que la violencia, la pobreza y la muerte de inocentes suele ser habitual.

¿Será difícil cambiar esta tendencia?
Posiblemente, pero no por ello debemos cejar en el empeño. Llevamos años hablando de generar “cultura de la Defensa” o “cultura de la Seguridad”. Bajo mi punto de vista y observando unos resultados que considero discutibles, puede que debamos intentar un enfoque diferente. Tenemos que abrirnos a la sociedad civil, a los jóvenes, y que participen en programas que les permitan sentirse útiles y, sobre todo, que les ayuden en su futuro profesional.
Ahí entra el concepto de ciberespacio.
Sí, este es el quinto dominio de ejercicio de nuestra soberanía y amplía tanto los riesgos como las oportunidades para nuestra sociedad. La GC se ha posicionado como punta de lanza en la lucha contra el cibercrimen. Además, hace unas semanas, lanzamos oficialmente un reto en el ciberespacio, la I National Cyber League. En el marco de nuestra nueva Estrategia Nacional de Ciberseguridad, intenta trasladar nuestra visión de las necesidades para que la sociedad civil comprenda los riesgos y coopere en su mitigación. Así, hemos planteado a nuestros jóvenes que configuren equipos de tecnólogos, juristas, comunicadores y economistas para enfrentarse a retos reales en el ciberespacio. Sin duda, creo que es una magnífica iniciativa de la GC.
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