XXXVII CAMPAÑA ANTÁRTICA DEL EJÉRCITO DE TIERRA
Texto: Elvira Valbuena / Madrid
Fotos: XXXVI y XXXVII Campaña Antártica
Trece mil kilómetros separan España de la Base Antártica Española (BAE) «Gabriel de Castilla», gestionada por el Ejército de Tierra en la isla Decepción, a unos cien kilómetros del continente antártico. Allí, los trece componentes de la XXXVII Campaña Antártica pasarán alrededor de cien días, coincidiendo con el verano austral. La expedición tiene previsto partir, el 22 de diciembre, hacia el puerto argentino de Ushuaia, donde embarcará en el Buque de Investigación Oceanográfica Hespérides, con destino a la Antártida. Junto a los científicos del Ministerio de Ciencia e Innovación, los militares realizarán una de las travesías más duras y complicadas para la navegación por el temido paso de Drake, hasta alcanzar las frías e inhóspitas tierras de la isla volcánica de Decepción, situada a más de mil kilómetros del lugar poblado más próximo. «Lo que más me llamó la atención de este lugar es el aislamiento», señala el teniente coronel Prado, jefe de la XXXVII Campaña Antártica, quien realizó hace unos meses una visita de reconocimiento a la isla.
Al mando del teniente coronel Prado, destinado en la Unidad de Servicios de Base Discontinua «Oroel», en Jaca (Huesca), lo primero que harán los militares españoles al llegar será reabrir la base «Gabriel de Castilla», inaugurada en 1989 en el interior de la bahía de Puerto Foster, rodeada de cráteres inundados y glaciares cubiertos de cenizas.
EN TERRITORIO HOSTIL
La apertura de la BAE apenas dura entre tres y cuatro días y consiste en el asentamiento y puesta en funcionamiento de todos los sistemas y conseguir que vuelvan a estar operativos. En estos días hasta que lo logren, serán apoyados por el Hespérides. «Se trata de un lugar hostil e inhóspito, en el que cualquier incidente puede ser muy grave», explica el teniente coronel. «En primer lugar, nuestra misión es materializar la presencia de España en la Antártida, algo que ya con la sola apertura de la base se consigue. Aparte de este objetivo inicial, los cometidos principales de la campaña son, por un lado, el mantenimiento de la base “Gabriel de Castilla” y, por otro, el apoyo al desarrollo de proyectos científicos, y también de proyectos militares. Respecto al primer cometido, se trata de mantener la base en condiciones óptimas —su habitabilidad— para que la comunidad científica pueda desarrollar allí su proyectos y, además, apoyar directamente a estos científicos, ayudándoles a moverse en terreno glaciar o de montaña, con frío extremo, incluso en el mar, proporcionándoles seguridad en estos desplazamientos», explica el jefe de la expedición. Por otro lado, aprovechando la presencia de la dotación militar y las condiciones especiales de la isla, también se realizan proyectos militares de carácter logístico, relacionados sobre todo con las telecomunicaciones y, como último objetivo, se encuentra dar difusión a todos los proyectos de investigación para que la sociedad conozca las actividades que el Ejército de Tierra desarrolla en la isla en apoyo a la comunidad científica.
UNA ISLA PARA LA CIENCIA
La Campaña Antártica del Ejército de Tierra es la operación militar en el exterior de nuestras fronteras más antigua de las que actualmente están en vigor, y se ha venido realizando anualmente hasta la presente expedición. Es única tanto por la lejanía como por las dificultades climáticas —durante la misión, el pasado año, se registraron -18 °C en el exterior de la BAE—, así como por la importancia de la colaboración del Ejército en la investigación científica.

EQUIPO Y MATERIAL ESPECÍFICOS
La actividad anual de España en la Antártida abarca hasta principios de abril y el resto del año se mantienen registros automatizados de distinto tipo. La misión militar es muy reducida en cuanto a efectivos humanos se refiere, pero muy especializada. Los componentes de la XXXVII Campaña Antártica están preparados para trabajar sobre este tipo de terreno. Entre sus integrantes figuran tres mujeres, encuadradas en las áreas de Sanidad, Medio Ambiente y Alimentación, además de cuatro miembros del Mando de Ingenieros. Al inicio de cada año o finales del año anterior, se realiza la selección del personal que integrará la siguiente Campaña Antártica teniendo en cuenta unas áreas muy específicas y bien definidas respecto a las necesidades de la BAE. Se inicia así un periodo de preparación que dura hasta prácticamente el despliegue, en el que tienen lugar fases de formación comunes, como la adaptación al medio, tanto en montaña en frío extremo como en navegación, y otras específicas, donde se realizan cursos y jornadas de actualización con los materiales y procedimientos de cada área. «Cualquier fallo que podamos tener allí en un sistema es muy difícil de resolver si no tenemos los conocimientos adecuados, porque el suministro de materiales es muy complicado», subraya el jefe de la XXXVII Campaña Antártica, quien añade que el principal desafío es el apoyo logístico. Por este motivo, cuando su personal eche el cierre de la base, dejará sus sistemas en hibernación para la campaña siguiente y repatriará el material más sensible, sobre todo el de Electromedicina, Telemedicina, Medio Ambiente y Telecomunicaciones, con el fin de monitorizar su mantenimiento y devolverlo en perfectas condiciones un año después.


