CON TESÓN Y CIENCIA SIEMPRE

Texto: Ana Vercher / Madrid

Fotos: Ministerio de Defensa

Para conocer los orígenes del Laboratorio Central del Ejército (LCE) hay que echar la vista atrás y fijarse en la Gaceta de Madrid nº 174, en la que el 23 de junio del ya lejano año 1935 se publicaba la creación de una Dirección del Servicio de Automovilismo del Ejército, en el Estado Mayor Central.

En ella se encuadraba un Taller Central para la Península, junto con un Laboratorio para pruebas del material, originalmente ubicados en Carabanchel Alto (Madrid). Será en 1952 cuando se le atribuya específicamente la responsabilidad de realizar ensayos y análisis de los efectos y materiales adquiridos en el mercado o fabricados en las bases, para la comprobación de sus condiciones técnicas y económicas y su ajuste a los límites de tolerancia establecidos, trasladando su ubicación final a Villaverde (Madrid).

Tras varios cambios de denominación a lo largo de los años, en 1998 adquiere su nombre actual de Laboratorio Central del Ejército, y en 2015 se establece como uno de los 13 Órganos Logísticos Centrales del Ejército de Tierra, pasando a depender de la Jefatura de Centros Logísticos del Mando de Apoyo Logístico.

Hablar de este Laboratorio es hacerlo de un lugar donde se requiere de un gran nivel de cualificación, y en el que se desarrolla un trabajo muy minucioso y riguroso, para el que es necesario seguir los protocolos al detalle. Su personal —tanto civiles como militares— «se dedica fundamentalmente a la realización de ensayos y pruebas de materiales a lo largo de todo el ciclo de vida de los mismos, a la calibración de equipos de inspección, medida y ensayos, y a ofrecer asesoramiento técnico multidisciplinar, en apoyo de otras unidades del Ministerio de Defensa», explica el capitán Moreno, jefe de la 3ª Sección de este Laboratorio. Igualmente, cabe destacar que forma parte de la Red de Laboratorios del Ministerio de Defensa, donde está acreditado para la realización de 166 tipos de ensayos normalizados según estándares nacionales e internacionales, y de la Comisión Técnica Asesora de Metrología y Calibración de la Defensa, para las calibraciones en las áreas técnicas dimensional, eléctrica, mecánica, de temperatura, tiempo, frecuencia y humedad.

ORGANIZACIÓN Y ACTIVIDADES

Para realizar estos cometidos su Unidad Técnica Específica se encuentra dividida en cinco secciones, dotadas de medios muy especializados, necesarios para llevar a cabo las tareas encomendadas:

La 1ª Sección dedica su actividad, principalmente, a la realización de ensayos funcionales y eléctricos, talleres de apoyo y mantenimiento general, así como a las calibraciones en las áreas eléctrica, de temperatura, humedad y presión.

La 2ª Sección está dedicada a ensayos de combustibles, lubricantes y productos asociados, analizando, entre múltiples parámetros, su índice de viscosidad, punto de ebullición y congelación, espumosidad, contaminación microbiológica o punto de inflamación.

La 3ª Sección es la encargada de los ensayos necesarios para la determinación de las características mecánicas de materiales metálicos, elastómeros y textiles, así como a calibraciones en el área mecánica.

La 4ª Sección, denominada de ensayos químicos, es de técnicas analíticas químicas y de pinturas e imprimaciones, compartiendo, en muchos casos, técnicas con la 2ª Sección.

Por último, la 5ª Sección se dedica a la metrología dimensional y a la metalografía, con ensayos de dureza en materiales metálicos y elastómeros, así como a calibraciones en el área dimensional.

«Entre sus cometidos está realizar ensayos y pruebas de materiales a lo largo de todo su ciclo de vida»

Los ensayos de productos funcionales se extienden a todo su ciclo de vida, comenzando con la adquisición, tanto en territorio nacional como en zona de operaciones, para asegurar su calidad, y continuando con los productos almacenados, que se analizan para comprobar que mantienen sus propiedades. En algunos casos, estos trabajos hacen posible prorrogar su fecha de caducidad, lo que aporta un gran ahorro económico y reduce el impacto ambiental. Todos estos ensayos se realizan de acuerdo a las normas y acuerdos internacionales en vigor.

De igual modo, se realizan análisis a los aceites usados en los vehículos a través del Programa de Análisis de Aceites en el Ejército de Tierra (PAAET). Se trata de un programa mediante el cual se analizan muestras de aceites usados de ciertos sistemas de armas, con la finalidad última de mejorar su disponibilidad operativa, mediante el logro de dos objetivos: por un lado, determinar el estado interno de los sistemas mediante la detección del desgaste anormal de sus componentes metálicos, de modo que se puedan emprender acciones de mantenimiento predictivo incluso antes de que se produzcan averías; y por otro, determinar el estado de los aceites lubricantes y líquidos hidráulicos para flexibilizar sus intervalos de cambio. Se consigue así un ahorro de recursos y una disminución del tiempo dedicado a operaciones de mantenimiento.

Asimismo, el LCE está realizando actualmente un estudio en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid y la Escuela Politécnica Superior del Ejército, para incorporar la inteligencia artificial a los análisis del PAAET. El estudio pretende, mediante el empleo de un modelo matemático basado en redes neuronales artificiales y una base de datos de imágenes de aceites usados, encontrar una herramienta computacional que identifique ciertos patrones repetitivos y permita clasificar el estado de un aceite usado a partir de una fotografía.

El futuro del LCE está marcado por su evolución para transformarse en uno de los centros que constituirán la nueva Base Logística del Ejército de Tierra, «concretamente en el Centro de Ensayos, Calibración y Análisis, que concentrará todas las capacidades actuales de ensayo y calibración del Ejército y añadirá otras nuevas de interés, relacionadas fundamentalmente con las tecnologías de la información y las comunicaciones», concluye el capitán Moreno.

Deja un comentario