«Quiero saber más, para poder transmitir más»
Texto: Ana Vercher / Madrid Foto: Tercera SUIGE
Es por todos conocido aquel proverbio que asegura que «el saber no ocupa lugar», aunque otra cosa bien distinta es el tiempo que puede llevar adquirir ese conocimiento. En el caso del alférez reservista Toledo, han sido muchas las horas dedicadas a su formación. A cambio, los frutos obtenidos han sido tan numerosos como diversos: seis carreras, cinco másteres oficiales y un doctorado —más otro en camino—. A la pregunta de cómo ha logrado este admirable currículum con apenas 47 años, lo tiene claro: «Soy una persona inquieta, abierta al conocimiento. No estudio por saber más sino por ignorar menos, como diría Sor Juana Inés de la Cruz».
Ese afán por saber ha acompañado al alférez desde su infancia y siempre lo ha querido poner en favor de los demás: «Vengo a servir y no a que me sirvan. Por eso me gusta estudiar. Quiero saber más, para poder transmitir más». Esa es la razón de ser que ha llevado a este valenciano a embarcarse en cada una de las carreras y másteres que ha realizado.
Una vocación de servicio que ha impregnado toda la vida del alférez Toledo y que, junto al profundo amor que siente por su Patria, le ha llevado a hacerse reservista voluntario. «Una vez más, la clave es el querer devolver a la sociedad un poco de lo que ella te ha dado, aunque haya gente que no lo entienda», mantiene el alférez. Actualmente destinado en la Jefatura de la Tercera Subinspección General del Ejército, asume funciones en calidad de Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales en Marines (Valencia). Se trata de un ámbito que le apasiona y en el que cree firmemente: «Son muchos los que piensan que se trata de un tema secundario, pero nada más lejos de la realidad», aclara el alférez.
Debido a sus múltiples títulos y experiencia, este reservista podría haber perseguido muchos otros destinos, pero él sabía que quería trabajar en Riesgos Laborales: «Colaboro en mejorar la calidad de vida, seguridad y salud de los miembros de las Fuerzas Armadas; me permite comprender mejor el comportamiento del ser humano y ofrecer una ayuda directa al mando, poniendo en contacto diversas áreas totalmente independientes, como la medicina, la estadística, el derecho o la gestión administrativa, al ser una profesión multidisciplinar», explica el alférez Toledo a la hora de argumentar por qué eligió este campo de trabajo. También apunta que se trata de una materia «que te obliga a estar siempre al día, ya que la ley, la jurisprudencia y la sociedad cambian constantemente y no puedes permitirte estancarte».
Otro ámbito en el que se vuelca con entusiasmo es en la labor que desempeña como abogado del Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica, con capacidad para actuar en los tribunales de la Iglesia.
Una vida dedicada a aprender para aportar a los demás y que le ha valido numerosos premios y becas, ante los que el alférez mantiene que, aunque «no son lo más importante, al final a todo el mundo le gusta sentir ese orgullo de saber que haces las cosas bien». No obstante, de entre todas sus vivencias en el Ejército de Tierra, destaca su activación en plena operación «Balmis». «Fue una época muy dura para todos. Estar activado significó que estuve ahí, que aporté lo que pude para salir adelante, apoyando a través de las Fuerzas Armadas a la población y a los servicios públicos en sus esfuerzos para contener la pandemia», señala el alférez. Junto a esto, hay otros momentos que recuerda con especial cariño: cuando ha sido recibido en audiencia privada por el Santo Padre. Vivencias que se quedan en el recuerdo y a las que, seguro, se les sumarán otras muchas. El alférez Toledo no piensa parar y ya se encuentra inmerso en nuevos estudios, investigaciones y proyectos que le ayuden a servir mejor.
