Hubo un momento en la historia española en el cual la Educación Física era un concepto abstracto. Una idea a la que dio forma y desarrolló el general de Infantería José Villalba en su empeño por que los militares recibieran este tipo de enseñanza en las aulas para completar sus aptitudes físicas. Aunque una gran parte de su carrera fue operativa, invirtió mucho tiempo en el terreno académico. Por ejemplo, fue el impulsor de la Escuela Central de Gimnasia de Toledo —actual Escuela Central de Educación Física (ECEF)—.
El carácter afable que mostraba Villalba para la enseñanza y los altos conocimientos adquiridos le valieron para que en 1882 fuera destinado como profesor auxiliar a la Academia de Infantería de Toledo (ACINF), donde impartió clases de Geografía, Historia Militar o Contabilidad; y, posteriormente, formó parte del cuadro de profesores de la recién creada Academia General Militar hasta su cierre, en 1893, cuando los profesores se incorporaron a las Academias de su Arma. Él regresó a la ACINF y además fue el jefe de Instrucción Táctica, lo que evidenciaba cómo compaginó durante 16 años dos facetas con las que demostró la devoción que sentía por el Ejército y que transmitió a seis de sus hijos, que también fueron infantes.
Los diferentes destinos que ocupó dentro del centro de enseñanza le valieron para escribir cuando aún era teniente Táctica de las tres armas, en 1887. Una obra de la que se publicaron nueve ediciones y que recabó admiración tanto dentro como fuera de España, ya que fue texto académico durante 40 años. Sería el primero de los sucesivos documentos que publicó.
Educación Física en los centros
Villalba fue durante dos años jefe de estudios de la ACINF, hasta que en 1909 fue nombrado coronel director. Durante los cinco años que ocupó el cargo, destacó por sus ideas novedosas sobre la instrucción práctica que debían recibir los alumnos. Le dio una gran importancia a la condición física del cadete, por lo que propuso, entre otras medidas, el paso de pruebas físicas como requisito de acceso. La confianza que mostró por los futuros militares le llevó a proyectar una ampliación del campo de maniobras “Los Alijares”, además de dotar todas las instalaciones de luz eléctrica y agua potable.


Este militar incidió en que los cadetes tuvieran una buena forma física, además de conocimientos sobre la gimnasia y deportes, como el atletismo. Por eso, aprovechó su puesto para propiciar competiciones deportivas que se organizaban durante las prácticas en “Los Alijares”: tiro de fusil, gimnasia, hípica, ciclismo o balompié, entre otros. Cualquier modalidad era válida para fomentar la actividad física entre los futuros oficiales e instruir de la forma más óptima a los soldados. Como curiosidad, la ACINF consolidó un equipo de fútbol que llegó a competir con las principales formaciones nacionales y participó en el Campeonato de España.
Además, el general realizó viajes en comisión de servicio a Francia, Suecia, Alemania e Italia en 1926 para conocer la organización de la Educación Física en el ámbito militar y así aplicarla en España. También becó a dos profesores de la Academia para que visitasen Francia y Suecia, con el objetivo de que informasen de los métodos que seguían esas academias militares —finalmente, aplicó el modelo sueco—. Su alta implicación con la formación militar le llevó a involucrarse más con la de los cadetes para que incrementasen su fuerza, resistencia y destreza.

Formación intelectual, física y moral
Trató de dispensar a sus alumnos educación intelectual y física, pero también incidió en la moral. Un triángulo mediante el cual Villalba modernizó la enseñanza militar. Por eso, impulsó la creación del Museo de Infantería —que, en sus inicios, formó parte del Museo del Ejército— y un catálogo de la biblioteca académica que ganó una Medalla de Oro en la Exposición de Valencia y en la Universal de Bruselas en 1910.
Como colofón a esta etapa, proyectó en 1913 la Escuela Central de Gimnasia de Toledo —adscrita a la ACINF—, que finalmente vio la luz en 1919. Creía que supondría un avance necesario para la Academia, donde se formarían los profesores militares de Educación Física. Tampoco olvidó a los civiles: como muchos maestros realizaban allí el servicio militar, aprovechó la oportunidad para que así aprendieran y después instruyeran a los jóvenes en esta asignatura.
De su carrera también es reseñable que, como ministro de la Guerra, firmó la creación del Tercio de Extranjeros en 1920, que posteriormente sería la Legión. Además, impulsó el servicio de intérpretes de árabe y reorganizó el Cuerpo de Sanidad Militar.
Asimismo, cuando pasó a la reserva, Villalba fue presidente de la Comisión para el estudio y reglamentación de la Educación Física nacional. Sin duda, el general se dedicó en cuerpo y alma a su pasión, el deporte, con el que mejoró la vida e instrucción de los militares.
TRAYECTORIA
Nació en Cádiz, en 1856.
Ingresó como cadete con 14 años en el Batallón de Infantería de Puerto Rico, donde estaba destinado su padre, que fue inspector médico de primera del Cuerpo de Sanidad Militar.
En 1875 se incorporó como teniente al Ejército de la Península.
Participó en las guerras de Cuba, la III Carlista y Marruecos.
Fue ministro de la Guerra entre 1919 y 1920; y diputado en el Congreso entre 1927 y 1929.
Escribió otras obras, como Elementos de Logística, que le valieron distintos reconocimientos.
Posee la Placa de la Gran Cruz o encomienda de número de la Orden Civil de Alfonso XII.
Fue miembro de la Orden Militar de Santiago de la Espada (Portugal); y reconocido con la Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo y la Gran Cruz de Isabel la Católica.
Le nombraron hijo predilecto de Algeciras y Melilla. Murió en Madrid, en 1944.
En esta magnifica biografía de Jose Villalba Riquelme falta una de sus obras, le creación de la Academia General Militar de Zaragoza, obra que comenzó en el ano 1923, ano en el que de acuerdo con el general Miguel Primo de Rivera y tras un homenaje que se le dio a Academia de Toledo anuncio que le daba a Villalba el encargo de crear una comisión que bajo su mando estudiara hasta en sus mas mínimos detalles estudiara y creara la mas moderna Academia militar de la época, La Academia General Militar de Zaragoza.
Durante dos anos dicha comisión estudio y confecciono desde los planes de estudios al numero de cadetes que se necesitaría cada promoción, números de clases y composición de las mismas.
Fue tan meticuloso que hasta diseno el plano completo de como debería ser la Academia, el numero y situación de los barracones, las aulas, los campos de entrenamiento y tiro etc, buscando la ciudad adecuada que resulto ser Zaragoza, en su estudio hasta se sitúa el lugar donde se pondrá la bandera nacional.
Una vez terminado se lo paso al Ministro de la Guerra y un ano después este lo puso en manos del general Franco para su ejecución y puesta en practica.