Texto: Juan Diego Tobajas/ Madrid
Foto: Sdo. Álvaro Expósito
María Pérez García (Orce, 1996) es una de las figuras más emblemáticas de la marcha atlética en España. Con la triple corona en su palmarés —olímpica en París 2024, mundial en 2023 y europea en 2018— se ha consolidado como ejemplo de esfuerzo, disciplina y resiliencia. Desde que inició su carrera a los 11 años en el Valencia Club de Atletismo, bajo la dirección de Jacinto Garzón, entrenador al que se ha mantenido fiel durante todo este tiempo, ha batido records nacionales gracias a su pasión y constancia. Condecorada recientemente con la Medalla al Mérito Militar con Distintivo Blanco, María encarna valores propios de la vida militar, reflejando el compromiso, el sacrificio y el trabajo en equipo.
¿Qué significa para usted haber recibido la Medalla al Mérito Militar con Distintivo Blanco?
Es un honor inmenso. La llevo con profundo respeto y humildad, porque simboliza los valores que representa la Cruz Militar con Distintivo Blanco. Para mí, es una muestra de que, al igual que en la vida militar, en el deporte se premia el esfuerzo, la disciplina y el compromiso en cada momento. Es como una invitación a seguir llevando esos valores en cada paso que doy.
Usted es la primera atleta española que ha logrado la triple corona (olímpica, mundial y europea) en la modalidad de marcha.
Para mí es un sueño hecho realidad. De pequeña, cuando apenas tenía metas, jamás imaginé alcanzar algo tan grande. Lograr la triple corona no se mide en números, horas o en el trabajo que uno realiza, sino en el sacrificio, esfuerzo, trabajo, humildad, respeto y compañerismo. Me siento muy orgullosa de haberlo conseguido, especialmente compartiendo este logro con mi compañero Álvaro Martín. Con él, no solo gané medallas, sino que demostramos que, con constancia, todo es posible y que el esfuerzo colectivo es fundamental para alcanzar metas que parecen inalcanzables.
¿Cómo influyeron sus inicios en el Valencia Club de Atletismo y la dirección de Jacinto Garzón en su desarrollo como marchista?
Si miro hacia atrás, recuerdo aquella niña que comenzó a entrenar a los 11 años en el Valencia Club de Atletismo. La dirección de Jacinto Garzón, mi entrenador desde entonces, fue decisiva para que aprendiera la importancia de la constancia y la disciplina. Además, siempre he sido consciente de que soy quien soy gracias al apoyo incondicional de mis padres y de todas las personas que han formado parte de mi camino. Esa base sólida en mis inicios me ha permitido desarrollarme y crecer tanto como atleta como en la vida, dotándome de la ilusión y la responsabilidad necesarias para enfrentar cada desafío.
¿Cuáles han sido los principales desafíos físicos y mentales que ha enfrentado a lo largo de su carrera?
En mi trayectoria he enfrentado desafíos de dos vertientes. Físicamente, las lesiones son inevitables en cualquier deporte y han sido una constante que me ha obligado a poner a prueba mi fortaleza. Mentalmente, la presión de competir al más alto nivel, sumada a las expectativas de todos los que siguen mi carrera, han supuesto desafíos, en ocasiones, muy duros. La mente, como bien sabemos, es un músculo que también necesita entrenarse y cuidarse. En los momentos difíciles, pienso en el sacrificio de mis padres y en todas las personas que me han apoyado, lo que me da fuerzas para seguir adelante. Esta combinación me ha enseñado la importancia de contar con herramientas psicológicas y de trabajar en mi resiliencia para superar cada obstáculo.
¿De qué manera la disciplina y la constancia han contribuido a batir records nacionales y alcanzar medallas internacionales?
La disciplina y la constancia son la base de todo logro. No existe meta que se consiga sin esfuerzo diario. Cada entrenamiento, cada sacrificio, cada instante en que uno decide seguir adelante se traduce en resultados palpables. Estos valores me han permitido superar obstáculos y mantenerme enfocada en mis objetivos, llevando a batir records nacionales y a ganar medallas internacionales. Esos pilares —esfuerzo, sacrificio, determinación y compañerismo— son exactamente los mismos que se valoran en la vida militar, donde se exige excelencia en cada tarea y cada misión. Así, tanto en el deporte como en el ámbito militar, la constancia se convierte en el factor clave para alcanzar sus metas.
¿Qué hábitos y rutinas considera esenciales para mantener un alto rendimiento en una disciplina tan exigente como la marcha?
El deporte debe ser un hábito en la sociedad. Mantener una rutina rigurosa de entrenamiento, cuidar la alimentación y trabajar continuamente en la salud mental son esenciales para rendir al máximo. La marcha es una disciplina que no solo exige resistencia física, sino también fortaleza emocional. Por ello, considero vital entrenar de manera sistemática y constante, establecer una rutina que me permita optimizar mi rendimiento y enfrentar cada competición con energía y enfoque. Estos hábitos, junto con el compromiso diario, son los que me han llevado a conseguir resultados extraordinarios.
¿Qué papel juega la resiliencia en su trayectoria, especialmente al superar momentos de crisis personal o deportiva?
Es fundamental. Todos enfrentamos momentos difíciles, y para mí ha significado aprender a transformar cada obstáculo en una oportunidad de crecimiento. Cuando he tenido momentos de debilidad, he pensado en el esfuerzo y sacrificio de mis padres, y en todas aquellas personas que han estado a mi lado, incluso en las situaciones más adversas. La resiliencia es la capacidad de levantarse, de aprender del dolor y seguir adelante, y es esa actitud la que me ha permitido continuar compitiendo y alcanzar metas que en otros momentos parecían imposibles. Es un valor que, al igual que en el Ejército, te enseña a superar la adversidad con dignidad y determinación.
¿Qué mensaje le daría a los jóvenes como usted que aspiran a triunfar en el deporte a pesar de las dificultades y frustraciones?
Que no se den por vencidos y que, si tienen un sueño, deben salir y luchar por él. No se queden sentados esperando que las oportunidades lleguen. El éxito no se regala; se construye con esfuerzo, sacrificio y constancia. Es fundamental que aprendan a ver cada obstáculo como una lección y a mantener la ilusión, incluso cuando las cosas no salgan como esperaban. La perseverancia es la clave para transformar cada desafío en un escalón hacia el éxito.
El Ejército se caracteriza por sus valores de disciplina, esfuerzo y trabajo en equipo. ¿Cómo relaciona estos principios con los que se requieren en la marcha?
Existen paralelismos muy claros entre el mundo militar y la marcha. En ambos ámbitos, la disciplina, el esfuerzo y el trabajo en equipo son esenciales. En la marcha, estos valores se manifiestan en la necesidad de entrenar diariamente, de cumplir horarios y requisitos estrictos, y de trabajar en conjunto para lograr objetivos comunes. Al igual que en el Ejército, donde la cohesión y el compañerismo son fundamentales para el éxito en el campo de batalla, en el deporte esos mismos principios te impulsan a superar tus límites y a mantenerte enfocado. La constancia y el compromiso, base de la vida militar, son también la esencia que me ha permitido alcanzar la excelencia en la marcha.
Además de su carrera deportiva, estudia Educación Infantil. ¿De qué forma cree que su experiencia en el alto rendimiento puede inspirar y formar a las futuras generaciones?
Estudiar Educación Infantil me brinda la oportunidad de conectar mi experiencia en el alto rendimiento con la formación de los más jóvenes. Quiero inspirar a los niños para que aprendan a luchar por sus sueños sin ceder a la presión ni al conformismo. Mi carrera en la marcha, repleta de sacrificio, esfuerzo y superación, es un ejemplo de que el éxito se forja día a día. Mi objetivo es transmitir a las futuras generaciones que, con disciplina y dedicación, es posible alcanzar metas ambiciosas. Además, mi experiencia me enseña la importancia de ser resiliente y de aprender de cada caída. Espero que los niños y jóvenes comprendan que el deporte y la educación deben ir de la mano para formar ciudadanos comprometidos, capaces de enfrentar el futuro con determinación, sin perder nunca la esencia de lo que significa luchar y soñar.

