CADA CANTANTE TIENE SU VERDAD

Entrevista a ….Javier Camarena

Texto:  Elvira Valbuena / Madrid

Fotos:  Manuel Outomuro.

Javier Camarena (Xalapa, Veracruz, 1976) es un tenor lírico mexicano que se ha posicionado como uno de los artistas más destacados y solicitados del mundo. Comenzó sus estudios de música en la Universidad Veracruzana y los completó con honores en la Universidad de Guanajuato. En 2004, ganó el Concurso Nacional de Canto «Carlo Morelli» de México e hizo su debut profesional en el Palacio de Bellas Artes, como Tonio en «La Fille du Régiment«. En 2021, la organización International Opera Awards reconoció al tenor como el mejor cantante masculino del año.

Abandonó sus estudios de ingeniería por la música. ¿Fue difícil tomar esta decisión? Cualquier decisión que nos impulsa a salir de la zona de confort lo es. En este caso, para mí, que suponía dejar una carrera con la que no era feliz y en la que no veía ningún futuro, fue una decisión complicada, sobre todo porque tenía 19 años y aún dependía de mis padres. Tuve que remar a contracorriente, pero tenía absolutamente claro que el camino que quería seguir era el de la música y, con un poco de tiempo, mis padres entendieron que esa fue la mejor decisión que pude tomar en mi vida.

¿Cómo fueron sus comienzos? Emocionantes, como hasta ahora, porque estaba tomando el rumbo que quería para mi vida por decisión propia. Ir a la facultad de música era toda una aventura. Era como una esponja. Quería absorber todo lo que tuviera que ver con el conocimiento de la música, porque estaba, y sigo hasta la fecha, enamorado de esta carrera.

¿Cuáles han sido los principales retos a los que se ha enfrentado? Como en cualquier profesión, han sido muchos. Cuando uno escoge una carrera, tiene que ser consciente de que va a ser parte de una competencia, en la que tiene que tratar de ser excelente en lo que hace. Empecé desde cero con el canto y, después de convencer a mi familia, el siguiente reto fue entender la técnica vocal, entender mi voz, dominarla, y después, ir trabajando, con mucha disciplina y tenacidad, para enfrentar a toda la competencia. En México, hay grandes voces, y todos buscamos un espacio. Luego vendría la competencia internacional, que es mucho más dura. Cada prueba que se supera en el camino deja un aprendizaje, y esta parte es la que me emociona, crecer en el conocimiento de la música, de la voz, del canto.

A día de hoy, lo más complicado es ir adaptándose al cambio de la voz, porque ésta va evolucionando. Hay cosas que se tienen que ir reajustando, entre ellas el repertorio. Se tienen que dejar algunos roles e incorporar otros nuevos, mucho más acordes a la vocalidad actual. 

Además de una voz excepcional, ¿qué cualidades deben acompañar a un gran tenor? Todo cantante debe ser músico, saber y estudiar sus partituras, conocer los idiomas en los que canta y ser muy consciente del estilo de cada compositor que interpreta, porque no todo en la ópera se canta exactamente igual. No es lo mismo cantar obras de Mozart que de Puccini. El cantante debe estudiar y trabajar, y siempre aportar algo especial de su persona. Debe transmitir a través de su voz, por encima de cualquier instrumento. El cantante tiene de su lado la palabra, lo que le permite mandar un mensaje mucho más directo y entendible por el público. A través de la palabra, puede proyectar un sinfín de emociones, contar un sinfín de historias. El cantante debe ser un gran narrador, para lo que necesita todas estas herramientas. Por último, debe tener una gran seguridad en sí mismo, porque eso también se proyecta al público.

Vd. ha llenado los auditorios más importantes del mundo y los ha puesto en pie. ¿El éxito condiciona al artista? Yo creo que sí. Sobre todo en estos tiempos en los que la información está al alcance, inmediatamente, a través de Internet. Uno canta en Nueva York un jueves por la tarde y, por la noche, la función ya está colgada en algún sitio. 

Trato de organizar mis conciertos y programas según el repertorio que quiero abarcar, de las cosas que quiero cantar y que me sirven. Hay momentos en los que me piden canciones que he cantado hace 20 años que ya no son de mi interés, porque no resultan tan cómodas de interpretar o no son tan interesantes vocalmente, y esto, en parte, me condiciona.

Si tuviera que elegir un papel o una partitura, ¿con cuál se quedaría? ¿Con qué genero se siente Vd. más cómodo? Con «El elixir de amor», de Gaetano Donizetti. Es un personaje entrañable, la música es preciosa y es una comedia encantadora. Romeo, de «Romeo y Julieta», de Gounod, también es una partitura que me fascina, y la música puede conmoverme hasta las lágrimas. En cuanto a los géneros, amo el bolero. Me encanta la canción romántica y los tríos tradicionales de México. Ese sonido tan nostálgico, tan propio del estilo del bolero. Es un género que disfruto muchísimo.

¿Qué lleva en la maleta de su México natal? Siempre llevo a México en la maleta, en mi corazón y en mi mente. Desde el inicio de mi carrera, siempre me ha enorgullecido decir que soy mexicano. México tiene una larga tradición de buenos tenores y para mí siempre ha sido un motivo de orgullo formar parte de esta lista. 

El público español es uno de los que más le admira. ¿Es fácil ser tenor en la patria de Alfredo Kraus? El público asiduo a la ópera siempre ha sido particularmente exigente con los tenores. Conmigo, ha sido un público muy acogedor, que me ha mostrado muchísimo cariño. Mi debut en el teatro del Liceo de Barcelona fue curioso, porque fue con otro tenor mexicano, Rolando Villazón. Debuté con «El elixir de amor«. La última vez que se había representado esta ópera había sido un éxito descomunal y el publico estaba entusiasmado. Me decían constantemente que me habían dejado el listón muy alto. Afortunadamente, fueron grandes representaciones y, desde entonces, el público en el Liceo siempre ha sido de lo más efusivo conmigo.

También es cierto que con un repertorio afín al de Alfredo Kraus, ha habido muchísimas comparaciones, pero cada cantante tiene su propia verdad musical, su propio carácter y su propia versión e interpretación, que puede gustarte o no. Como intérprete, uno tampoco va buscando copiar exactamente lo que hacían otros cantantes. No va intentando compararse con nadie. Simplemente, va defendiendo su propia visión de la música. Gracias a Dios y al público, en España siempre he disfrutado de muchísimo cariño por parte de este pueblo maravilloso.

Vd. reside en Málaga y, como el resto de ciudadanos de nuestro país, ha vivido de cerca las consecuencias de la DANA en la Comunidad Valenciana. ¿Cómo ve la relación del Ejército con la sociedad? Creo que estos desastres naturales vienen a recordarnos nuestra fragilidad, y tienen que reforzar la humanidad y el verdadero sentimiento de solidaridad entre nosotros mismos, de verdadero apoyo a las personas que lo necesitan. Este espíritu de solidaridad es el que debe estar presente desde ya entre nosotros como sociedad, como pueblo, y entre nuestras autoridades. Nuestros gobernantes tienen la obligación de salvaguardar nuestra integridad, utilizando todos los recursos que estén a mano, tanto económicos como haciendo uso del Ejército, para proteger y ayudar al pueblo.

¿Le queda algún sueño por cumplir?  El gran sueño ahora es alcanzar, por lo menos, los 65 años en esta carrera, con salud y plenitud, y seguir participando de este maravilloso mundo que es la ópera.

Un deseo para 2025. Deseo para todos un año venturoso, con nuevas pruebas a superar que nos hagan crecer en sabiduría y en amor por los demás; salud mental y emocional, que también es importante; y mucha música, mucha ópera y muchas notas llenas de alegría, de amor y de optimismo, y que podamos seguir disfrutándolas juntos en algún teatro del mundo.

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