EPICENTRO EN TURQUÍA

El contingente español desplegado en la base aérea de Incirlik ha prestado su apoyo tras el terremoto que ha azotado con dureza Turquía y Siria

Texto: Felipe Pulido / Madrid

Durante los últimos años se han registrado algunos terremotos en la provincia de Adana (Turquía), pero el contingente español no había vivido ninguno, en primera persona, como el ocurrido el pasado 6 de febrero, que alcanzó el nivel de 7.8 según la escala sismológica de magnitud de momento.

A las 4.17 de la mañana, hora local —2.17 en España—, se originó el primer seísmo, al oeste de la ciudad de Gaziantep, que sorprendió al personal que participa en la operación «Apoyo a Turquía» por su cercanía (aproximadamente 180 kilómetros de distancia).

«Recuerdo cómo, al notar los primeros movimientos, acerqué la mano a la pared y pude sentir el balanceo y temblor de la misma. También se escuchaba el movimiento de la persiana golpeando la ventana. Al incorporarme y ponerme de pie, noté una sensación de mareo y desorientación. En ese mismo momento, mis compañeros de habitación se despertaron sobresaltados y nos apresuramos a la zona de reunión acordada en los simulacros. Aún me vienen a la memoria esos momentos de susto, nerviosismo e incredulidad ante lo que habíamos vivido», recuerda el cabo 1º Rodríguez.

Efectivos del contingente español transportando material de ayuda humanitaria

El protocolo estipulado, una vez que se produjo el primer terremoto, fue el abandono de las habitaciones por parte del personal, desalojando el edificio donde se encuentra ubicada la zona de descanso.

De este modo, los efectivos del contingente se reunieron en un espacio abierto, libre de posibles derrumbes. Una vez congregados por unidades, se procedió al control del personal y, tras la finalización del seísmo, se realizó una revisión de posibles daños ocasionados en el edificio y regresaron a las habitaciones cuando se confirmó que era seguro ocuparlas.

«De nuevo, volvió a temblar, esta vez, con menos intensidad. Tras el suceso, estuvimos comentando lo ocurrido, puesto que no podíamos conciliar el sueño», añade el cabo 1º Rodríguez.

Por su parte, a las tripulaciones de la batería Patriot que estaban de guardia les sorprendió en los asentamientos, mientras realizaban su turno para la defensa antimisil de la ciudad de Adana. Afortunadamente, no hubo que lamentar ningún tipo de daño personal ni material por parte de las fuerzas españolas.

«Una vez finalizados los temblores, pudimos avisar a las familias, principalmente por aplicaciones de mensajería de uso cotidiano, para informar de que nos encontrábamos bien», relata el soldado Recio.

Al día siguiente, conocieron más datos sobre lo ocurrido y las numerosas víctimas que había dejado el seísmo a su paso: «Aún recuerdo, desayunando en el comedor de la base, cómo la televisión mostraba las imágenes de edificios derruidos y los primeros equipos de rescate interviniendo. En ese momento empezamos a sentir la necesidad de ayudar y aportar nuestro granito de arena en lo que fuese necesario», manifiesta el cabo 1º Rodríguez.

TODA AYUDA ES POCA

La base aérea de Incirlik se convirtió en un centro donde se acumuló la contribución humanitaria a nivel internacional. Componentes de la batería Patriot del Ejército de Tierra realizaron trabajos en la pista para la carga de esta ayuda en helicópteros y en camiones turcos, para su distribución posterior a las zonas más devastadas.

«Efectivos de la Armada, encuadrados en el Grupo Anfibio Aeronaval “Dédalo-23”, desplegado en el Mediterráneo, se unieron a nosotros para reforzar estas tareas durante varios días», expone el capitán Guerrero, oficial de Asuntos Públicos Militares.

Parte de esta ayuda humanitaria consistía en medicamentos, que fueron entregados por los componentes de la operación «Apoyo a Turquía» a un centro de recogida perteneciente al Ministerio de Sanidad turco.

A las pocas horas de producirse el terremoto, desplegaron la Unidad Militar de Emergencias (UME) y un equipo de Emergencia y Respuesta Inmediata de la Comunidad de Madrid (ERICAM). Dichas unidades de rescate fueron apoyadas también por medios y personal del contingente, tras su llegada a la base aérea de Incirlik.

De este modo, el personal del Ejército de Tierra contribuyó en las acciones de gestión administrativa con autoridades turcas y estadounidenses, de pase de aduana y acceso a la base aérea, gestión de alojamiento o alimentación, entre otras.

Cabe destacar que miembros de la operación «Apoyo a Turquía» participaron en el traslado de personal de ERICAM a su zona de trabajo en Iskenderun, apoyados con vehículos de la propia operación. Igualmente, se les proporcionó apoyo de material de campamento, combustible y otras necesidades logísticas.

El contingente español apoyó a las unidades de rescate llegadas a la base de Incirlik

Por otro lado, se reforzó logísticamente a la UME con material de campamento, vehículos pesados y ligeros e infraestructuras para su alojamiento y para el establecimiento de su Puesto de Mando, desde donde se dirigieron sus operaciones de rescate.

«Aunque la situación fue imprevista y no se esperaba la participación de personal del contingente en estas acciones, ya que la misión de la operación es puramente artillera, gracias a la alta preparación de los efectivos se pudo dar oportuna respuesta a multitud de situaciones que se fueron presentando. Además, en todo momento se mantuvo el cumplimiento de la misión, que es la defensa antimisil de la ciudad de Adana», concluye el capitán Guerrero.

Deja un comentario