Las diferentes unidades del Ejército se preparan y adiestran ante un posible rebrote de COVID-19
Selene Pisabarro / Madrid
Ganar una batalla no implica vencer una guerra, y en tiempos de pandemia por COVID-19, los militares lo saben mejor que nadie. Ahora que la operación “Balmis” ha terminado, llega el turno de reflexionar y recabar las lecciones aprendidas de esta intervención pionera en las Fuerzas Armadas. Sin embargo, permanecen en máxima alerta, porque la probabilidad de un rebrote es alta. El Mando de Operaciones (MOPS), líder de la operación, ya estudia cómo enfrentarse a una nueva situación y la posibilidad de una segunda intervención, por eso los militares están preparados para desplegar de nuevo en un plazo de 24 a 48 horas si la situación lo requiriese. El MOPS determina la reserva de material sanitario y de protección ante posibles contingencias. Bajo este paraguas, el Mando de Apoyo Logístico (MALE) fue designado para constituir, gestionar y almacenar la reserva estratégica de “Balmis”.
El Ejército de Tierra prestó ayuda con medios materiales a autoridades civiles, algunos de los cuales todavía se mantienen, y otros se están retirando a petición de esas mismas autoridades. A día de hoy, el Ejército está actualizando el catálogo de capacidades de apoyo, en el caso de ser susceptibles de ser requeridas (material para desinfección de superficies y espacios, apoyo logístico en transporte y sanitario, castrametación…).
El Mando de Apoyo Logístico del Ejército gestiona la reserva estratégica ante un futuro rebrote
Sin embargo, este es el primero de los tres ámbitos diferentes en los que trabaja el MALE. Un arduo proceso, si se tiene en cuenta la naturaleza de cada misión encomendada y las entidades que participan, que son diferentes.

En segundo lugar, el Ministerio de Defensa también encomendó al MALE la gestión centralizada de la adquisición de materiales de protección e higiene para atender las necesidades de las unidades en su actividad diaria. Por esto, se está trabajando
para crear un stock que permita elacopio de materiales. A esto se suma, en tercer lugar, una reserva nacional de este tipo de material que está constituyendo el Ministerio de Sanidad, para lo que ha pedido ayuda al Ministerio de Defensa a la hora de facilitar el almacenamiento.
¿Y EL MATERIAL DE FARMACIA?
Sobre el Centro Militar de Farmacia de la Defensa, que depende de la Inspección General de Sanidad, es interesante destacar que sus dos plantas, en Colmenar Viejo (Madrid) y Burgos, se encuentran a pleno rendimiento. Actualmente, cuenta con un almacén con recursos disponibles de manera inmediata para el consumo de, al menos, dos meses, según las previsionesrealizadas con los datos planteados durante la pandemia.
Además, dispone de materiales y materias primas como stock de seguridad que podría ser activado y que posibilitan la producción de determinados productos útiles, como son las mascarillas quirúrgicas
tipo 2R (es decir, reforzadas y más resistentes), la solución higienizante o diferentes tipos de medicamentos (hidroxicloroquina,
antibióticos, ibuprofeno…).
La fabricación se enfoca a la utilización prioritaria para atajar este tipo de situaciones sanitarias. En cifras, al término de la operación “Balmis”, este centro había producido más de 130.000 litros de solución hidroalcóholica o casi 35.000 envases de ibuprofeno, entre otros productos. Además, desde que se puso en marcha la abricación de mascarillas, entre abril y mayo, se producen alrededor de 20.000 diarias.
PREPARAR EL CUERPO… Y LA MENTE
No solo es importante la preparación física del militar, sino también la psicológica, fundamental para afrontar este tipo de misiones. Durante la operación “Balmis”, la Sección de Psicología de la Dirección de Sanidad coordinó y monitorizó los 40 gabinetes distribuidos en España, que realizaron más de 500 intervenciones de tipo asistencial y asesoramiento —en muchos casos, por teléfono—. Distribuyeron unas guías para el personal interviniente y así ayudar en la gestión emocional y la situación que se encontrarían.

«Se trata de militares con una sólida formación. Muchos de ellos ya tenían experiencias en situaciones impactantes que vivieron en misiones en el exterior», afirma el jefe de esta Sección, teniente coronel Negrón. Aunque durante el desarrollo de la operación se dieron momentos de estrés, Negrón asegura que es normal, porque es una activación del organismo —que está en alerta— para que la persona pueda dar una respuesta a la demanda del medio. El problema surge si el estrés continúa cuando la situación finaliza. Algunas recomendaciones son:
- Ser consciente de que la actuación es estresante y vigilar cualquier señal al terminar la misión.
- Pautar protocolos en el ámbito familiar e informar de lo que se puede vivir y sentir.
- Formar a los jefes de equipo que acompañan a los intervinientes para interpretar y detectar los síntomas.
- Practicar deporte habitualmente.
- Después de la operación, continuar con la rutina, tratando de desconectar.
- Pedir ayuda, si es necesario.
OBJETIVO: CONTROLAR LA AMENAZA NBQ
Las unidades continúan reforzando los procedimientos en el ámbito Nuclear, Biológico y Químico (NBQ). Por ejemplo, el Regimiento de Infantería “Inmemorial del Rey” nº 1 impartió, en junio, unas jornadas de instrucción en el Cuartel General del Ejército, en Madrid. En total, se formaron 4 equipos, compuestos por 12 personas cada uno, que permitirán que el Regimiento cuente a partir de ahora con más equipos de limpieza y desinfección básica que aumentarán su capacidad, en apoyo al equipo de veterinaria.

Por su parte, el Regimiento de Defensa NBQ (RDNBQ) “Valencia” nº 1 ha constituido varios grupos de trabajo para analizar, a diferentes niveles, su participación en “Balmis”. El jefe del Regimiento, coronel Muinelo, subraya que los años invertidos en instrucción y adiestramiento con agentes reales NBQ, en territorio nacional y en el extranjero, han permitido desarrollar procedimientos precisos y eficaces contra la COVID-19. Además, destaca la colaboración de las autoridades responsables de las instalaciones que la unidad ha descontaminado. El coronel incide en que el asesoramiento a distancia por parte del Mando Componente Terrestre, el Instituto Tecnológico “La Marañosa” o incluso de los reservistas voluntarios ha sido fundamental: ante cualquier duda técnica, les respondían con la evidencia científica de primer nivel, lo que generaba más certeza en la toma de decisiones.
Se están analizando los procedimientos empleados en «Balmis» para reforzarlos
A la hora de analizar posibles cambios en la intervención, el coronel reconoce que no varían excesivamente los procedimientos porque «hemos usado la máxima protección con la pandemia actual,aunque debemos seguir trabajando». Sin embargo, estudian cómo equipar mejor al personal para preservar las capacidades si llega un virus más violento y peligroso. «Este es un horizonte con el que se mantiene la tensión y mediante el cual se prepara a las unidades, aunque esperemos que no sea así», afirma.
Durante el verano, el Regimiento ha activado unidades de descontaminación con una disponibilidad permanente. Semanalmente, se activan una unidad pesada y otra ligera NBQ que realizan un ejerciciode un caso de descontaminación. Además, el RDNBQ organizará unas Jornadas de Defensa Biológica, en septiembre, orientadas a la actualización y análisis de las técnicas de lucha contra la COVID-19. Participarán las unidades NBQ de la Fuerza Terrestre y, previsiblemente, acudirán ponentes especializados a nivel científico.
ATILA EN LA BATALLA
El sistema ATILA (Antivirus por Iluminación de Luz Ultravioleta Autónomo), implantado en los robots de desactivación de explosivos (EOD) Teodor y Avenger, fue una de las grandes novedades empleadas durante la operación “Balmis” para descontaminar las zonas más críticas. Ahora, continúan las pruebas de campo con la colaboración del RDNBQ, el Regimiento de Pontoneros y Especialidades de Ingenieros nº 12 y la Universidad de Valencia. El estudio se centra en acotar los parámetros operativos de ATILA —para mejorar los procedimientos de empleo—, mediante la exposición de cultivos de microorganismos a distintas distancias y tiempos.

Las posibilidades son cada vez mayores a la hora de emplear equipos más automatizados y de analizar las capacidades del sistema, en el supuesto de que el virus trasmute o sea más difícil de tratar. En este sentido, es la Escuela Militar de Defensa NBQ (EMDNBQ) la encargada de la instrucción. En junio, celebró unas jornadas de formadores de ATILA, donde alrededor de 25 militares se prepararon en diferentes escenarios. Así, se dispondrá de unidades próximas a lo largo del territorio nacional, en el caso de que haya más rebrotes, ya que el MALE fabricará y distribuirá 12 sistemas ATILA para aumentar esta capacidad operativa. «Esto permite que, si hay una nueva oleada de COVID-19 y nuestras unidades de Defensa NBQ y EOD están instruidas y adiestradas en el manejo de este implemento, podemos adelantarnos y reaccionar de una forma totalmente eficiente», afirma el teniente coronel Moneo, de la EMDNBQ.
La Escuela celebrará, en el segundo semestre, la fase presencial de dos cursos: el de Riesgos de NBQ y el de Especialistas en Defensa NBQ. En este último, la Dirección de Enseñanza ha aumentado el número de alumnos, con el objetivo de facilitar la cobertura de puestos en el RDNBQ y en las compañías NBQ de las Brigadas.
MEDIDAS PARA LA NUEVA NORMALIDAD EN EL EJÉRCITO
La Directiva 06/20 establece las medidas durante la nueva normalidad en el ámbito del Ejercito de Tierra. Se trata de una serie de pautas de prevención, contención y coordinación que se aplican desde el 21 de junio —cuando expiró el estado de alarma— hasta que se declare oficialmente el fin de la crisis sanitaria por la COVID-19. Algunas de estas medidas son:
- Todo el personal debe lavarse las manos o aplicarse gel hidroalcóholico a su llegada al puesto de trabajo.
- No deberán acudir a su puesto, bajo ningún concepto, aquellas personas que presenten algún tipo de sintomatología compatible con la COVID-19 —fiebre, tos, dolores musculares…— o hayan mantenido contacto estrecho con algún positivo.
- Los locales serán ventilados diariamente y se procurará mantener
las puertas abiertas para permitir la circulación del aire y así evitar tener que tocarlas con las manos.
Las Unidades, Centros y Organismos tendrán el material necesario para llevar a cabo las diferentes actividades, de acuerdo con el plan de obtención y distribución de material de protección y desinfección
de la División de Logística.
Además, la Instrucción 43/2020, de la Subsecretaría de Defensa, por la que se establece el Sistema de Respuesta Temprana ante el COVID-19 estipula la obligación del uso de la mascarilla en espacios abiertos y cerrados en los recintos militares; fuera de ellos, se cumplirá lo ordenado por cada comunidad autónoma en su territorio.
